top of page

LA VERDAD QUE NOS HACE LIBRES

PARTE 1: ¿QUÉ ES LA VERDAD?

04 de mayo 2013

 

 

    A menudo se confunde la verdad con los meros hechos, esto lleva a la gente a pensar que si conocen ciertos hechos ellos saben la verdad. La verdad también suele ser confundida con el credo de una religión en particular, por ello algunos creen que si están asociados con una determinada religión, están “en la verdad”. Pero la verdad es mucho más que hechos, y mucho más que un credo religioso.


    Fíjese en lo que Jesús dijo acerca de qué es la verdad:

 

“‘En la casa de mi Padre hay muchas moradas. De otra manera, se lo hubiera dicho a ustedes, porque voy a preparar un lugar para ustedes. También, si prosigo mi camino y les preparo un lugar, vengo otra vez y los recibiré en casa a mí mismo, para que donde yo estoy también estén ustedes. Y a donde yo voy ustedes saben el camino.’ Tomás le dijo: ‘Señor, no sabemos adónde vas. ¿Cómo sabemos el camino?’. Jesús le dijo: ‘Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí’.”

- Juan 14:2-6


    ¿Entendemos realmente la importancia de estas palabras? Jesús dice que ÉL es el camino, la verdad y la vida. Por lo tanto, cuando alguien está en busca de la vida, está buscando a Jesús, cuando alguien está en busca del camino de Dios, está buscando a Jesús, y cuando alguien está buscando la verdad, en realidad está buscando a Jesús. Sí, Jesús mismo es la personificación de la verdad.

 

    Reflexione por un momento en esta idea: siempre que una persona está buscando la verdad, está buscando a Jesús. No importa si es ateo, agnóstico, cristiano o no cristiano, cada vez que alguien busca la verdad, a sabiendas o no, está buscando a Jesucristo, Hijo de Dios/Hijo del Hombre. Esto explica por qué muchas personas no han encontrado la verdad. No han encontrado la verdad, porque no han encontrado al auténtico Jesús.

 

    Cuando entendemos que Jesús es la verdad, podemos comprender lo errado y arrogante que es afirmar que la religión que uno profesa es la que tiene el dominio exclusivo de ‘la verdad’. La realidad es que la verdad está allí donde se expresa y experimenta el ideal de Jesús. ¡El cristianismo no tiene los derechos de autor sobre Jesús! Muchas religiones tienen ideas que se basan en el ideal de Jesús. ¿Hasta qué grado enseña esas ideas una determinada religión? Hasta ese grado esa religión tiene la verdad.

 

“Ante aquello, Pedro abrió la boca y dijo: ‘Con certeza percibo que Dios no es parcial, sino que, en toda nación, el que le teme y obra justicia le es acepto.’”

- Hechos 10:34-35

 

    Este concepto es difícil de aceptar, en especial para los cristianos. Sin embargo, toda, persona debe conocer que Jesús no es solamente un profeta de una rama de la religión. Él es la persona que Dios creó con el propósito de crear nuestro mundo, todos los seres y todas cosas en este mundo.


“Todas las cosas vinieron a existir por medio de él, y sin él ni siquiera una cosa vino a existir.”

- Juan 1:3


“Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación; porque por medio de él todas las [otras] cosas fueron creadas en los cielos y sobre la tierra, las cosas visibles y las cosas invisibles, no importa que sean tronos, o señoríos, o gobiernos, o autoridades. Todas las [otras] cosas han sido creadas mediante él y para él.”

- Colosenses 1:15-16


    Aunque Dios, como el Primer Padre, dio origen a todas las cosas, el inmediato creador de la humanidad es Jesucristo, padre y hermano, que vino como hombre a nuestro planeta, como Jesús de Nazaret. El profeta Isaías describió a Jesús encarnado esta manera:

 

“Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; y el regir principesco vendrá a estar sobre su hombro. Y por nombre se le llamará Maravilloso Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno, Príncipe de Paz.”

- Isaías 9:6


    Cuando entendemos que Jesús es el creador de nuestro mundo y todo lo que hay en él, lo que incluye todas las personas de todas las religiones, podemos comprender mejor por qué Jesús se refiere a sí mismo como “la verdad”. Él es la verdad, porque es el origen de todo lo que puede ser conocido. Cada cosa, cada idea, cada hecho se remonta a su creador, Cristo Jesús, el Hijo de Dios.

 

    Y Jesús es el único que ha visto al Primer Padre y puede explicarlo:

 

“A Dios ningún hombre lo ha visto jamás; el dios unigénito que está en [la posición del] seno para con el Padre es el que lo ha explicado.”

- Juan 1:18


“No que hombre alguno haya visto al Padre, salvo aquel que es de Dios; este ha visto al Padre.”

- Juan 6:46 


    Jesús, con seguridad, conoce toda la verdad y cómo encontrarla. Él es el enlace entre el cielo y la tierra. Él es el único “camino” hacia el Padre.


    En el principio, fue el propósito del Primer Padre que su hijo creará un universo y lo llevará a la perfección, para que luego presentara el universo perfeccionado al Padre.

 

“En seguida, el fin, cuando él entrega el reino a su Dios y Padre, cuando haya reducido a nada todo gobierno y toda autoridad y poder. Porque él tiene que reinar hasta que [Dios] haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies. Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada. Porque [Dios] “sujetó todas las cosas debajo de sus pies”. Mas cuando dice que ‘todas las cosas han sido sujetadas’, es evidente que esto es con la excepción de aquel que le sujetó todas las cosas. Pero cuando todas las cosas le hayan sido sujetadas, entonces el Hijo mismo también se sujetará a Aquel que le sujetó todas las cosas, para que Dios sea todas las cosas para con todos.”

- 1 Corintios 15:24-28


    El propósito del Primer Padre siempre fue que el hombre terrestre se convirtiera en ‘perfecto, como su Padre celestial es perfecto.’ (Mateo 5:48), y adoptarlos como Sus hijos e hijas espirituales para estar con Él en el cielo.

 

“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, porque nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en unión con Cristo, así como nos escogió en unión con él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin tacha delante de él en amor. Pues nos predeterminó a la adopción mediante Jesucristo como hijos para sí mismo, según el beneplácito de su voluntad, para alabanza de su gloriosa bondad inmerecida que él nos confirió bondadosamente por medio de [su] amado.”

- Efesios 1:3-6


    Sin embargo, temprano en la historia de la humanidad, perdimos el camino. La Biblia describe brevemente esta tragedia en el libro de Génesis, en el relato de Adán y Eva. A pesar de la falta cometida por Adán y Eva, la humanidad continuó la búsqueda del Padre lo mejor que pudo. En el proceso, el hombre fue de una idea a otra, de una filosofía a otra, de un concepto religioso a otro, hasta que el planeta estaba en total confusión. ¿Cuál fue la solución? Que nuestro creador naciera como hombre para mostrarnos el camino, para introducir la verdad, y despertarnos a la vida que realmente lo es. Esto lo hizo como Jesús de Nazaret.

 

    Durante su estancia en la tierra, Jesús demostró cómo un hombre puede encontrar a Dios y alcanzar su potencial como un hijo espiritual de Dios. Vivió entre la humanidad y se sometió a las realidades de la vida del hombre. No usó su poder y su autoridad divina para disminuir su carga, o para escapar de las consecuencias de la vida terrenal. Enfrentó valientemente cada desafío, llegando al punto de someterse a una muerte ignominiosa a manos de su propia creación. Como creador, podría haber llamado a legiones de ángeles para protegerlo de cualquier daño (Mateo 26:52-53). O podría haber abandonado su cuerpo físico en cualquier momento y evitar una muerte tan dolorosa y vergonzosa. Sin embargo, él no exige de nosotros más de lo que él mismo estuvo dispuesto a someterse. Él no evitó la tribulación, pasó en medio de ella. Y salió victorioso.


    Aunque se dio muerte a Jesús, Dios lo resucitó (Hechos 2:32). De esta manera, como el “primogénito de entre los muertos”, Jesús dio un ejemplo adicional a la humanidad (Colosenses 1:18). Su muerte sirvió para muchos propósitos, entre ellos, el darnos la seguridad de que si morimos fieles nosotros también resucitaremos como Cristo, y en “la vida que realmente lo es” continuaremos con nuestra búsqueda del Primer Padre (1 Timoteo 6:19).


“Porque si hemos sido unidos con él en la semejanza de su muerte, ciertamente también seremos [unidos con él en la semejanza] de su resurrección;”

- Romanos 6:5

 

    Por todas estas razones, Jesús pudo decir que él es “el camino, la verdad y la vida” (Juan 14:6). Por lo tanto, no importa a qué religión pertenezcamos. Toda la humanidad, no importa donde, sin importar su raza, nacionalidad, credo o sexo, puede encontrar la verdad en la persona de Jesús de Nazaret.


    La denominada “verdad” de origen humano, en la práctica no tiene valor y no tiene poder para llevar a los hombres a su destino divino. No existe doctrina o credo, fuera de la verdad en Cristo Jesús, que pueda desarrollar en nosotros la clase de fe que nos ayudará a encontrar al Padre. De hecho, lo más que probable es que la “verdad” de origen humano reprima la creatividad, condicione la imaginación, limite injustamente la libertad personal, y nos lleve a una mayor confusión. En su consejo al joven Timoteo, el apóstol Pablo enseñó
esto:
 

“Así como te animé a quedarte en Éfeso cuando yo estaba a punto de seguir mi camino a Macedonia, así lo hago ahora, para que mandes a ciertos individuos que no enseñen diferente doctrina, ni presten atención a cuentos falsos ni a genealogías, que terminan en nada, pero que proporcionan cuestiones para investigación más bien que una dispensación de cosa alguna por Dios con relación a la fe.”

- 1 Timoteo 1:3, 4


    Aquí, Pablo nos muestra la debilidad de los credos religiosos. Él dice que las doctrinas teológicas son una distracción. El conocimiento que no está vinculado a la fe, no sirve para nada significativo. Pablo continuó:


“Realmente, el objetivo de este mandato es amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía. Desviándose de estas cosas, ciertos individuos han sido apartados al habla ociosa, queriendo ser maestros de ley, pero sin percibir ni las cosas que dicen ni las cosas acerca de las cuales hacen vigorosas afirmaciones.”

- 1 Timoteo 1:5-7


    Todas las enseñanzas verdaderas tienen el objetivo de desarrollar en el discípulo “amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía”. El estar atrapados en diversas doctrinas e interpretaciones nos despista. Sólo seremos maestros de ley en vez de ejemplos vivientes de la verdad en imitación de Cristo Jesús. Si nos enfocamos en el conocimiento “con relación a la fe” podemos encontrar a Jesús y, por tanto, encontrar la verdad.


    Recuerde, Jesús dijo:

 

“Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen sobre sí mi yugo y aprendan de mí, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera”.

- Mateo 11:28-30


    Su mensaje no fue una larga lista de qué hacer y qué no hacer. De hecho, sólo dio dos mandamientos:


“Y uno de ellos, versado en la Ley, preguntó, para probarlo: ‘Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?’. Él le dijo: ‘“Tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo, semejante a él, es este: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo” De estos dos mandamientos pende toda la Ley, y los Profetas’.”

- Mateo 22:35-40

 

    Mandamientos y credos que van más allá de lo que Jesús enseñó que no son la verdad. Jesús es la verdad, y cuando llegamos a conocer al auténtico Jesús, entonces habremos encontrado la verdad.


    Sin embargo, para ser libre, se necesita algo más que identificar qué es la verdad. Debemos llevar la verdad a nuestras vidas. Hay que tener “fe en la verdad” (2 Tesalonicenses 2:13), ‘dar testimonio de la verdad’ (3 Juan 3), ‘seguir andando en la verdad’ (3 Juan 4), y ‘hablar la verdad’ (Efesios 4:25). Para la persona que no vive la verdad, la verdad no es más que trivialidades espirituales.


    En el próximo artículo de este simposio daremos un paso más en nuestra búsqueda de la verdad y nos veremos cómo prepararnos para recibir la verdad que es Cristo Jesús.

 

“Elaia Luchnia”
Volver a Intro - La verdad que nos hace libres

 

 

 

 

bottom of page