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La construcción de la Hermandad

LA RESURRECCIÓN PROMETIDA

25 de enero 2013

 

 

 

“Esta es la voluntad del que me ha enviado, que no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que lo resucite en el último día. 40 Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el quencontempla al Hijo y ejerce fe en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”.

– Juan 6:39-40


    ¡Sí, es la voluntad del Padre que todo el que cree y ejerce fe en Cristo Jesús tenga vida eterna mediante la resurrección! (1 Corintios 15:51-52), Pero para la vasta mayoría, el medio de sobrevivir después de la muerte es la resurrección prometida.

 

    Todos los cristianos creen en la resurrección, pero hay una controversia en cuanto a dónde serán resucitados. Algunos creen que la resurrección será a la vida celestial; otros cree que solamente 144,000 serán resucitados a los cielos, y los miles de millones restantes resucitarán para vivir aquí en la tierra. Pero ¿qué creían los escritores bíblicos? Démosle un vistazo a la esperanza de la resurrección atreves de los ojos de los escritores bíblicos para determinar, de hecho, adónde es que la humanidad fiel será resucitada.

 

    Sabemos que muchos en la nación de Israel creían en la resurrección. En el último versículo del libro bíblico de Daniel, se le hace una promesa al profeta Daniel que se dormiría en la muerte, descansaría por un poco de tiempo, y luego sería resucitado “al final de los días.”


”Y en cuanto a ti mismo, ve hacia el fin; y descansarás, pero te pondrás de pie para tu porción al fin de los días”.

– Daniel 12:13


Jesús le dijo: “Tu hermano se levantará”. Marta le dijo: “Yo sé que se levantará en la resurrección en el último día”.

– Juan 11:23-24


    Sin embargo, no todos los judíos creían en una resurrección, según se registra en el libro de los Hechos:

 

"Porque dijo esto, se suscitó una disensión entre los fariseos y los saduceos, y la multitud se dividió. 8 Porque los saduceos dicen que no hay ni resurrección, ni ángel, ni espíritu, pero los fariseos los declaran todos públicamente."

– Hechos 23:7-8


    Los fariseos estaban formados por los escribas y los rabinos. Eran extremadamente supersticiosos, y, como muchos judíos de su día, tenía poca comprensión de cosas espirituales, aunque sí creían en la resurrección, en ángeles y en espíritus. Para los fariseos, la resurrección era a la vida en la tierra “al final de los días,” de manera similar a las resurrecciones efectuadas por Elías y Eliseo:

 

"Y procedió a estirarse sobre el niño tres veces y a clamar a Jehová y a decir: “Oh Jehová mi Dios, por favor, haz que el alma de este niño vuelva dentro de él”. Finalmente Jehová escuchó la voz de Elías, de modo que el alma del niño volvió dentro de él, y llegó a vivir. Elías ahora tomó al niño y lo bajó desde la cámara en el techo hasta dentro de la casa, y se lo dio a su madre; y entonces dijo Elías: “Mira, tu hijo está vivo”. Ante esto, la mujer dijo a Elías: “Ahora, de veras, sí sé que eres un hombre de Dios, y que la palabra de Jehová en tu boca es verdadera”.

– 1 Reyes 17:21-24

 

"Por fin Eliseo entró en la casa, y el muchacho estaba allí muerto, tendido sobre su lecho. Entonces él entró y cerró la puerta tras ellos dos y empezó a orar a Jehová. Por fin subió y se acostó sobre el niño, y puso su propia boca sobre la boca de él, y sus propios ojos sobre los ojos de él, y las palmas de sus propias manos sobre las palmas de las manos de él, y se quedó doblado sobre él, y la carne del niño se calentó gradualmente. Entonces [Eliseo] se puso a andar de nuevo en la casa, una vez hacia acá y una vez hacia allá, después de lo cual subió y se dobló sobre él. Y el muchacho se puso a estornudar hasta siete veces, después de lo cual el muchacho abrió los ojos".

– 2 Reyes 4:32-35

 

    Los saduceos no creían en la resurrección. Estos los formaban la clase sacerdotal y la clase adinerada. Estos eran, del todo, personas sin una mente espiritual; eran carnales en su forma de pensar y creencias y no tenían comprensión de cosas celestiales o espirituales. Eran fuertes proponentes de rituales religiosos y dogmas, aun si dichos rituales y dogmas no traían honra a Dios. (Mateo 15:9) Y mientras su dominio continuara, estaban determinados tenazmente a mantener su superioridad sobre el pueblo.


    Los fariseo y saduceos eran más parecidos a un partidos políticos que a sectas religiosas. Los saduceos estaban enfáticamente en desacuerdo con los saduceos y consideraban que creer en asuntos espirituales era absurdo, y que la resurrección terrenal era una tontería. Aunque los dos grupos se unieron para matar a Jesús, los saduceos eran más agresivos. Y fueron los que principalmente trataron de entrampar a Jesús.


    En una ocasión, los saduceos se propusieron demostrar la necedad de la resurrección a los fariseos y a todo el pueblo que estaba presenta, mediante contarles un relato embrollado de la resurrección según la enseñaban los fariseos. El registro nos dice:

 

"Sin embargo, algunos de los saduceos, los que dicen que no hay resurrección, se acercaron y le interrogaron, diciendo: “Maestro, Moisés nos escribió: ‘Si el hermano de algún hombre muere mientras tiene esposa, pero esta ha quedado sin hijos, su hermano debe tomar la esposa y levantar prole de ella a su hermano’. Pues bien, hubo siete hermanos; y el primero tomó esposa y murió sin hijos. Lo mismo el segundo, y el tercero la tomó. Igualmente los siete; no dejaron hijos, sino que murieron. Por último, la mujer también murió. Por consiguiente, en la resurrección, ¿de cuál de ellos llega a ser esposa? Porque los siete la tuvieron por esposa”.

– Lucas 20:27-33

 

    Jesús sabía, y también el pueblo, que los saduceos no eran sinceros al hacerle esta pregunta porque no era probable que esa situación alguna vez ocurriera en realidad; y además, esta práctica de que el hermano del muerto trataría de levantarle descendencia era prácticamente letra muerta entre los judíos de los días de Jesús. De todas maneras, Jesús consintió en contestar esta malévola pregunta:


"Jesús les dijo: “Los hijos de este sistema de cosas se casan y se dan en matrimonio, 35 pero los que han sido considerados dignos de ganar aquel sistema de cosas y la resurrección de entre los muertos ni se casan ni se dan en matrimonio. 36 De hecho, tampoco pueden ya morir, porque son como los ángeles, y son hijos de Dios por ser hijos de la resurrección." 

– Lucas 20:34-36

 

    Claramente, Jesús explicó que la resurrección no es un volver para vivir en la tierra, sino la restauración a la vida en los cielos, igual que los ángeles, como hijos de Dios. Le aseguró a los fariseos que la resurrección es real dirigiéndolos a las palabras de Moisés:


"Pero el que los muertos son levantados, hasta Moisés lo expuso, en el relato acerca de la zarza, cuando llama a Jehová ‘el Dios de Abrahán y Dios de Isaac y Dios de Jacob’. Él no es Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos ellos viven”.

– Lucas 20:37-38


    Aquí, Jesús explicó que aunque Abrahán, Isaac y Jacob habían muerto, para Dios, ellos estaban vivos. ¡Tenían garantizada la resurrección! Y como parte de los que resucitarán, ellos serán como los ángeles en el cielo [con cuerpo espiritual] , no como los hombres en la tierra [de cuerpo físico]. Jesús ya había recalcado este punto en una conversación que sostuvo con un oficial del ejército que demostró una fe tremenda en Jesús. Dijo:

 

“Pero les digo que muchos vendrán de las partes orientales y de las partes occidentales y se reclinarán a la mesa con Abrahán e Isaac y Jacob en el reino de los cielos”

– Mateo 8:11


    Pero qué hay en cuanto a la resurrección de Lázaro. ¿No fue él resucitado aquí en la tierra? ¿No prueba esto que algunos tendrán la resurrección a vida eterna en la tierra? En realidad, no, no lo prueba. La resurrección de Lázaro no fue el tipo de resurrección que Jesús prometió a sus discípulos. La resurrección de Lázaro ocurrió con un propósito muy particular.

 

"Pero cuando Jesús lo oyó, dijo: “Esta enfermedad no tiene la muerte como su objeto, sino que es para la gloria de Dios, a fin de que el Hijo de Dios sea glorificado mediante ella”.

– Juan 11:4


    La resurrección de Lázaro ocurrió para demostrar el poder de Dios, para mostrar que el Hijo de Dios tenía la autoridad de volver a la vida a un cuerpo humano. Además sabemos que la muerte de Lázaro no lo condujo a la resurrección prometida porque eventualmente murió de nuevo, tal vez de la misma enfermedad que le quitó la vida la primera vez. Su tipo de resurrección fue similar a las que efectuaron Elías y Eliseo. Estas resurrecciones no fueron a la vida eterna, porque cada uno de ellos eventualmente murió. En contraste, la resurrección que Dios promete es a la vida eterna [“no pueden ya morir”] en la región celestial, tal como ocurrió con la resurrección de Jesús:

 

"¿O ignoran que todos los que fuimos bautizados en Cristo Jesús fuimos bautizados en su muerte? Por lo tanto, fuimos sepultados con él mediante nuestro bautismo en su muerte, para que, así como Cristo fue levantado de entre los muertos mediante la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida. Porque si hemos sido unidos con él en la semejanza de su muerte, ciertamente también seremos [unidos con él en la semejanza] de su resurrección; porque sabemos que nuestra vieja personalidad fue fijada en el madero con [él], para que nuestro cuerpo pecaminoso fuera hecho inactivo, para que ya no sigamos siendo esclavos del pecado".

– Romanos 6:3-6


"que el Cristo había de sufrir y, como el primero en ser resucitado de entre los muertos, iba a publicar luz tanto a este pueblo como a las naciones”.

– Hechos 26:23


"Sin embargo, ahora Cristo ha sido levantado de entre los muertos, las primicias de los que se han dormido [en la muerte]." 

– 1 Corintios 15:20


"Además, ningún hombre ha ascendido al cielo sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre."

– Juan 3:13

 

    Así que la resurrección de Lázaro, junto con las que efectuaron los profetas fueron demostraciones extraordinarias del poder de Dios pero no eran la resurrección prometida.

 

    Sin embargo, otras preguntas persisten sobre la resurrección prometida. Por ejemplo, Pablo escribió:


"No obstante, alguien dirá: “¿Cómo han de ser levantados los muertos? Sí, ¿con qué clase de cuerpo vienen?”.

– 1 Corintios 15:35


    Los cristianos primitivos estaban algo confundidos sobre cómo serían sus cuerpos resucitados ya que todo lo que podían imaginarse eran cuerpos carnales de hombres. Así que Pablo les explicó que hay diferentes clases de cuerpos dependiendo de la necesidad. Las semillas [de las plantas] tienen un cuerpo apropiado para su condición; los mamíferos tienen otra clase de cuerpo, adecuado para su existencia; las aves y los peces del mar tienen cuerpos a propósito para su ambiente. Hay cuerpos terrestres [planetas sólidos] y cuerpo celestes [el sol y demás estrellas]; todos con el cuerpo apropiad. (1 Corintios 15:36-41) Por último menciona que también hay cuerpos espirituales:

 

“Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, se levanta en incorrupción. Se siembra en deshonra, se levanta en gloria. Se siembra en debilidad, se levanta en poder. Se siembra cuerpo físico, se levanta cuerpo espiritual. Si hay cuerpo físico, también lo hay espiritual.”

– 1 Corintios 15:42-44

 

    Sí, los que recibirán la resurrección prometida, tendrán cuerpos espirituales, iguales que los ángeles. También explica el desarrollo del hombre terrestre, y las etapas por las que tiene que pasar:

 

“No obstante, alguien dirá: “¿Cómo han de ser levantados los muertos? Sí, ¿con qué clase de cuerpo vienen?”. ¡Persona irrazonable! Lo que siembras no es vivificado a menos que primero muera; y en cuanto a lo que siembras, no siembras el cuerpo que se desarrollará, sino un grano desnudo, sea de trigo o cualquiera de los demás; pero Dios le da un cuerpo así como le ha agradado, y a cada una de las semillas su propio cuerpo. No toda carne es la misma carne, sino que hay una de la humanidad, y hay otra carne del ganado, y otra carne de las aves, y otra de los peces. Y hay cuerpos celestes, y cuerpos terrestres; mas la gloria de los cuerpos celestes es de una clase, y la de los cuerpos terrestres es de una clase diferente. La gloria del sol es de una clase, y la gloria de la luna es otra, y la gloria de las estrellas es otra; de hecho, estrella difiere de estrella en gloria. Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, se levanta en incorrupción. Se siembra en deshonra, se levanta en gloria. Se siembra en debilidad, se levanta en poder. Se siembra cuerpo físico, se levanta cuerpo espiritual. Si hay cuerpo físico, también lo hay espiritual. Así también está escrito: “El primer hombre, Adán, llegó a ser alma viviente”. El último Adán llegó a ser un espíritu dador de vida. No obstante, no es primero lo que es espiritual, sino lo que es físico, después lo que es espiritual. El primer hombre procede de la tierra y es hecho de polvo; el segundo hombre procede del cielo. Tal como el que fue hecho de polvo [es], así aquellos hechos de polvo [son] también; y tal como el celestial [es], así los que son celestiales [son] también. Y así como hemos llevado la imagen de aquel hecho de polvo, llevaremos también la imagen del celestial.”

– 1 Corintios 15:35-49

 

    ¡Notamos que, como parte del progreso natural del hombre, después de la etapa física continúa la vida con cuerpo espiritual en los cielos!

 

    ¿Quiénes son los que resucitarán? Jesús contesto:


“No se maravillen de esto, porque viene la hora en que todos los que están en las tumbas conmemorativas oirán su voz y saldrán, los que hicieron cosas buenas a una resurrección de vida, los que practicaron cosas viles a una resurrección de juicio.”

– Juan 5:28-29


    Y el apóstol Pablo dijo:

 

“y tengo esperanza en cuanto a Dios, esperanza que estos mismos también abrigan, de que va a haber resurrección así de justos como de injustos.”

– Hechos 24:15


    Entonces, parece que todos los que han muerto volverán en la resurrección – los justos y los injustos, aun los que ‘practicaron cosas viles.’ Pero no todos recibirán la resurrección prometida. Algunos recibirán la resurrección de juicio.

 

    ¿Cómo hemos de entender la resurrección de juicio? Solo podemos especular, pero tenemos algunas ideas basados en lo que sabemos sobre la personalidad del Padre de misericordia y justicia.

 

    Sabemos que todos los que han muerto se dice que están dormidos. (1 Corintios 11:30) Todavía no han sido juzgados y no han sido destruidos todavía. La verdadera justicia requiere audiencia imparcial y sentencia justa. Pudiéramos hacer la comparación con una persona que fue grabada con cámara de video mientras estaba robando, delante de testigos oculares y con las manos en la masa. Aun con toda la evidencia incontrovertible, la justicia requiere que se haga un juicio y sentencia antes de condenar a alguien por su crimen. Y la persona tiene derecho a que abogado o defensor lo represente en la corte.

 

    Así podemos asumir que ocurre en la resurrección. En ese tiempo, ‘en el último día,’ toda la humanidad deberá presentarse para ser enjuiciada y sentenciada ya sea para recibir vida eterna o destrucción eterna. Cómo el proceso de la resurrección en realidad ocurre es un misterio para la humanidad. Sin embargo, nos imaginamos que debe incluir un reunir [regeneración] de todas las facultadas no físicas del ser humano —su personalidad, sus memorias, su identidad, etc., [en un nuevo cuerpo espiritual]

 

    Parece que lo más seguro es que los resucitados estarán inconsciente, y tal vez su ángel lo presente como defensor de manera similar a un abogado. (Romanos 8:26) Aquellos que murieron en unión con Cristo recibirán una resurrección a la vida. En cuanto a los demás, tal vez haya circunstancias extenuantes. Tal vez, a pesar de su comportamiento, mostraron respeto y honor a los que los visitaron en el nombre del Padre:


“El que los recibe a ustedes, me recibe [también] a mí, y el que me recibe a mí, recibe [también] al que me envió. El que reciba a un profeta porque es profeta, recibirá galardón de profeta; y el que reciba a un justo porque es justo, recibirá galardón de justo. Y cualquiera que dé de beber tan solo un vaso de agua fría a uno de estos pequeños porque es discípulo, de cierto les digo, de ninguna manera perderá su galardón”.

– Mateo 10:40-42

 

    Y al final de ese día, a todos a quienes la misericordia pueda salvar se les dará un cuerpo espiritual, similar al de los ángeles, y volverán a estar conscientes. Pero si no, su vida será extinguida y habrán recibido justicia verdadera e incuestionable.

 

    Esta pudiera ser, o no ser, la manera en que la resurrección ocurrirá, pero es una de las maneras posibles de comprenderla. La humanidad tendrá que esperar una revelación adicional del Padre en caso que él quiera que sepamos más sobre el asunto. Pero sin importar cómo se efectúe, estamos seguros que armonizará con la justicia, sabiduría, misericordia y amor del Padre. Sin embargo, podemos evitar un resultado adverso mediante asegurarnos de tener parte en la resurrección a la vida mediante aceptar nuestra condición de hijos en unión con Cristo, practicando la rectitud, y escogiendo hacer la voluntad divina lo mejor que podamos.

 

    Nunca es demasiado tarde para volvernos al Padre y escoger la voluntad divina. Recordamos el relato del malhechor que fue ejecutado en el madero con Jesús. Este era su último día en la tierra, pero en ese momento su destino cambio:

 

“Pero uno de los malhechores que estaban colgados le decía afrentosamente: “Tú eres el Cristo, ¿no es verdad? Sálvate a ti mismo y a nosotros”. En respuesta, el otro le reprendió, y dijo: “¿No temes tú a Dios de ninguna manera, ahora que estás en el mismo juicio? Y nosotros, en verdad, justamente, porque estamos recibiendo de lleno lo que merecemos por las cosas que hicimos; pero este no ha hecho nada indebido”. Y pasó a decir: “Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu reino”. Y él le dijo: “Verdaderamente te digo hoy: Estarás conmigo en el Paraíso”.

– Lucas 23:39-43

 

    Este malhechor arrepentido recibió la promesa de la resurrección al paraíso. Entonces, la pregunta es, ¿Dónde está el paraíso? Muchos creen que se refiere a un planeta tierra regenerado como un bello jardín parecido al que Adán y Eva tuvieron el privilegio de habitar. Ese lugar llegó a ser conocido como el jardín de Edén. Pero un examen de las escrituras muestra que el jardín de Edén nunca fue conocido como un paraíso. Hay una palabra específica para “paraíso” en el idioma hebreo y nunca se usó con referencia al jardín de Edén.

 

    Sin embargo, la Biblia sí se refiere a un lugar llamado el “paraíso” en tres ocasiones diferentes —una es la ya mencionada en Lucas 23:24, y:


    Como un lugar en los cielos el cual el apóstol pablo aparentemente visitó:

 

“Sí, conozco a tal hombre —si en el cuerpo o aparte del cuerpo, no lo sé, Dios lo sabe— que fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inexpresables que no le es lícito al hombre hablar.“

– 2 Corintios 12:3-4


    Como el lugar celestial de Dios:


“El que tenga oído, oiga lo que el espíritu dice a las congregaciones: Al que venza, le concederé comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios’.”

– Revelación 2:7


    Cada una de estas referencias identifica al Paraíso como un lugar localizado fuera de la
tierra. Aunque la tierra puede potencialmente ser verdaderamente bella, no sería igual al paraíso
verdadero. Se nos dice:

 

“Pero así como está escrito: “Ojo no ha visto, ni oído ha oído, ni se han concebido en el corazón del hombre las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman”.”

– 1 Corintios 2:9


    Así, se nos asegura que el Paraíso de Dios [creado por él] es por mucho superior a cualquier idea o concepto que hoy tengamos sobre el Paraíso. ¡El Paraíso es sobrenatural, no es de este mundo! Esta escritura también sugiere que vamos a poder experimentar los cielos a través de nuestros sentidos —mediante nuestros ojos y oídos. Así que no debe sorprendernos que haya belleza en los cielos de manera parecida a la belleza física.

 

    Los puntos de vista limitados sobre la resurrección prometida surgen cuando asumimos que los cielos no son nada más que un lugar etéreo en donde los espíritus flotan de aquí para allá, cuando que, en realidad, es un mundo glorioso en donde la vida continúa en un plano más alto de existencia de indescriptible grandeza y belleza. Esta existencia es llamada ‘la vida que lo es realmente’ (1 Timoteo 6:19) con residencias celestiales (Juan 14:2), aguas de la vida ‘claras como el cristal,’ y plantas y arboles que producen fruto. Hay música y canción (Revelación 2:7; 22:1-2) y miríadas de ángeles y acompañantes especiales con quienes todos juntos daremos gloria al Padre (Revelación 5:11).

 

    En toda nuestra investigación, no podemos encontrar, en las enteras escrituras cristianas, nada que pueda llevarnos a la conclusión de que la humanidad será resucitada en ningún otro lugar aparte del cielo. No, la enseñanza de la resurrección terrestre no es una enseñanza bíblica. Nuestra expectativa es que todos los que han vivido y que alcanzan la resurrección prometida estarán en el reino celestial, incluyendo Daniel, Lázaro, Abrahán, Isaac y Jacob, y los ‘muchos que vendrán de las partes orientales y de las partes occidentales.’ (Matthew 8:11) Sí, tal como dijo Jesús:


“Esta es la voluntad del que me ha enviado, que no pierda nada de todo lo que me ha dado, sino que lo resucite en el último día. Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que contempla al Hijo y ejerce fe en él tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”.

– Juan 6:39-40


    ¡Ven Señor Jesús, Ven!

 

“Elaia Luchnia”

 

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